Live your Light

Tuve dos regalos en la noche de ayer. Primero, llegó a mis manos una taquilla para ver a Santana en el Choliseo. El segundo fue ver a Santana en el Choliseo. Desde mi silla #18 de la fila B, sección 126 tuve la dicha de experimentar a Santana. Digo experiencia por que llegué con la carga del mundo en mis hombros, y en la trayectoria del concierto de tres horas, fui poco a poco desvistiéndome de esas preocupaciones. Lamentablemente no encuentro otra manera de describirlo menos que fue como participar de un buen culto o una misa de sanación. Las energías en el espectro cálido de la luz se hizo sentir en toda mi fibra existencial. No shit, folks!

En una de las pocas veces que Charlie hablo dijo: "Somos Luz y amor, todo lo demás es una ilusión." Y realmente esa es la vibra de su música. Que sin importar cuantas bocinas hagas canto en tu casa para experimentarlo, nunca será tan poderosa la experiencia que lo que es en vivo.

Ví como el águila de las congas, la serpiente de los timbales, el oso de la batería, la voz del tronco, los gritos de la tribu y la guitarra de Carlos trajeron una energía de la tierra. Fácilmente puede haber estado en Africa bailando con alguna tribu, Refugiándome en el Machu Pichu, nadando en las profundidades de algún lago rodeado de vida abundante verde.

Este Señor es un ejemplo claro de la creatividad y la fluidez de su entorno para encajar y tocar a diferentes generaciones. Anoche Abuelito Santana sacó su repertorio y me hizo creer en la música, me hizo moverme como sólo me atrevo cuando en mi cuarto Soledad me acompaña. Vi humo que sacaba figuras de amor y armonía al llegar a la muchedumbre que nunca tomó asiento, y nunca me fumé nada. Justo cuando algunos tambaleaban para tomar asiento sacaron al Maestro José Feliciano y permanecimos de pie. Se Fué Feliciano y dijimos: "Ahora nos podemos Sentar" sólo para que el Sr. Giovanni Hidalgo saliera a hacer vibrar el Choliseo.

No asisto a muchos conciertos pero de seguro, sin importar cuántos más asista con el tiempo, este permanecerá en mi mente como una de las mejores experiencias íntimas que he tenido con la música. Tomaré de ejemplo a este Sr. de Méjico que se reinventa permaneciendo fiel a lo suyo. Creatividad que no se agota. Un ejemplo que de seguro todos queremos seguir.

Dios bendiga al Sr. Santana, y Dios bendiga nuestra música.

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